18 de Agosto de 1996. Ésta fecha estará grabada en
la historia del motociclismo por ser la primera de uno de los más grandes, si
no el que más.
Por aquel entonces, un tal Valentino Rossi, era un
rookie que corría para Aprilia en 125cc. Un chaval alto y desgarbado que era el
hijo de Graziano, y que pronto se fue haciendo un hueco tanto en el mundial
como en la memoria de los aficionados, para después convertirse en
probablemente la mayor leyenda que ha conocido este deporte.
Ese “después” son nada más y nada menos que 20 años…
que se dice pronto.
En el transcurso de esos 20 años, Valentino nos ha
dado alegrías, nos ha obligado a levantarnos prácticamente cada domingo con
ilusión, nos ha enseñado y, sobre todo, nos ha hecho sentir.
Porque eso es lo que representa Valentino Rossi
para muchos de nosotros: un sentimiento, que perdura y perdura y ahora al echar
la vista atrás, te das cuenta de que todo ha merecido la pena. De que lo que ha
hecho este hombre por este deporte es inmenso, y que cualquier aficionado
debería agradecer, porque si el motociclismo hoy por hoy es lo que es, uno de
los grandes culpables es Valentino.
Puede que no sea perfecto, pero es que tampoco
intenta serlo. Quizá esa naturalidad sea la que ha hecho que se gane a
tantísimo público alrededor del mundo y sea uno de los deportistas a nivel
mundial más reconocidos, y no sólo dentro de las dos ruedas. Ese carisma tan
característico, esa simpatía natural, y ese desparpajo a la hora de enfrentarse
a cualquier situación hacen de Valentino Rossi algo único e irrepetible.
Los aficionados que llevamos el 46, y que lo
seguiremos llevando cuando no esté, podemos mirar orgullosos una trayectoria
repleta de logros, pero podemos sentirnos más orgullosos aún si nos paramos a
pensar que estamos siguiendo y apoyando a un ejemplo del deporte (pese a sus
fallos como persona humana que es).
Aunque no sólo es un ejemplo, sino también “un
enigma” como bien ha dicho Wayne Gardner, dado que ahora, 20 años después,
muchos siguen hablando de que Valentino todavía tiene un espíritu de rookie y
sale a cada carrera con la misma ilusión de siempre. Si a eso le sumamos que
con 37 años está luchando de tú a tú, incluso ganando en muchas ocasiones, a
otra generación, nos da el resultado de que estamos viviendo algo nunca visto y
que está sirviendo de espejo para otros muchos deportistas que se enfrentan a
esos últimos años de carrera, como dijo Fernando Alonso en una entrevista el
mes pasado.
No puedo más que sonreír al pensar en cuánto ha
influido Valentino en mi vida y en mi manera de pensar, y cuánto me ha
regalado, como estoy seguro también a muchísimos de vosotros, sin pedir nada a
cambio y siempre agradeciendo el apoyo que le damos.
Hoy toca darte las gracias a ti, Valentino, por
todo. Sigue luchando, sigue mejorando, pero sobre todo sigue siendo tú mismo y
nunca cambies.
Nosotros seguiremos estando ahí, en las buenas y en
las malas, con la misma ilusión con la que él sale cada fin de semana a
competir.
Y seguiremos inundando de amarillo circuitos y
calles. Y seguiremos con el 46 por bandera. Y seguiremos siendo rossistas,
pasen los años que pasen.
Que grande eres, gracias por todos estos años.
ResponderEliminarQue grande eres, gracias por todos estos años.
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