Hay veces en la vida que de la manera más
inesperada conoces gente con la que, por unas cosas o por otras, conectas casi
de inmediato. Estos momentos suelen ser pocos pero se guardan en la memoria de
forma especial.
Esto es lo que me pasó a mí desde el día en que la
Camorra Rossista me “acogió”, y aunque al principio me dieron la sensación de
ser una jodida secta (con ritual de iniciación incluido), llegan a ser casi
como una segunda familia.
Hoy os hablaré un poco de ellos, consciente de que
esta entrada será la menos seria (y espero que vosotros también) y que
únicamente interesará de verdad, con casi toda seguridad, a los que la forman
(aunque ojalá que los que no, la encontréis al menos divertida y sepáis
apreciar el guiño que os hago).
Espero que os guste y la disfrutéis, malditos
bastardos.
Ya estaba bien de cursilerías. Lo anterior lo he
puesto porque era la cabecera y hay que enganchar a la gente en ella para que
abran la entrada.
A los que hayáis accedido aquí, os voy a contar la
verdad: en realidad en la Camorra somos unos envidiosos, prepotentes, y hacemos
rituales los sábados noche anteriores a las carreras en los que sacrificamos
cabras que teñimos previamente de amarillo y las esquilamos con un 46 en el
costado, y después nos bebemos su sangre mojándola en doritos.
Somos algo así como el escalón más bajo al que
pueden llegar los rossistas. Los más manipuladores, menos sinceros, y más
antipáticos de todos.
En definitiva, todo lo que la gente quiera, y todo
lo que nos sude que digan. La verdad es que nunca damos a Valentino por perdido
tras un mal viernes, ni siquiera tras un mal sábado. Siempre creemos en él y,
aunque falle, le seguimos apoyando en lugar de darle por acabado.
Es probable que no seamos los mejores fan del
mundo, puede que ni de España. Pero dentro de nuestras posibilidades, cada uno
aportamos nuestro granito de arena para que el apoyo a Valentino sea máximo.
Es cierto que no estamos 10 horas en los GP a los
que vamos esperando delante del camión de Valentino hasta que sale para
hacernos fotos con él y que nos firme las tetas, porque nosotros tenemos la
desfachatez y la poca vergüenza de estar disfrutando del ambiente con la
afición y de su pilotaje en pista. Pero en fin, no todos podemos ser tan zumbados fans.
¿Lo mejor de todo? Tal vez que estos días de atrás
me he dado cuenta de que hay un poco de la Camorra dentro de todos, porque
cuando nos hemos tenido que unir y ser críticos con ciertos comportamientos y
actitudes, a ninguno le ha temblado el pulso.
Han llegado a hablar de desunión entre los
rossistas, cuando precisamente ha sido todo lo contrario. Nunca se puede hablar
de desunión cuando es una grandísima mayoría la que se une contra una
grandísima minoría. Si acaso se le puede llamar lógica visto lo visto.
No voy a negarlo: somos muy cabrones y a veces nos
pasamos de “temperamentales”. Lo bueno es que lo sabemos y lo aceptamos, y lo
aceptamos sabiendo qué es lo que aceptamos.
Por ello entiendo que nos creemos “haters” y que
haya gente que no nos pueda ni ver. Incluso sé de algunos de ellos que estarán
leyendo esto en estos momentos. Hola.
Pero no voy a dedicar más tiempo a esto, sino a los
que en realidad forman la Camorra: Alba; Alexita; Carlos; Celia; Chechu; Dario;
Diego; Gonzalo; Jenni; Lydia; Mamen; Marina; Mario; Mery; Mina; Morgan; Naranja; Natt;
Paolo; Pili; Rubén; Sandra; Santi; Simona; Sueco; Unai; Velita; Xabier; Zai;
Zara; y yo.
Esa afición en común que es Valentino es lo que ha
creado un “vínculo” entre nosotros que probablemente dure bastante tiempo.
Mientras esté, habrá que disfrutarlo.
De todos modos, dentro de lo malos que somos, nos
da la sensación de que la gente está verdaderamente equivocada con la impresión
que se tiene de nosotros. (Ojo que esto es lo único serio y real que diga en
toda la entrada.)
Más que nada, porque nos dan una entidad que no
tenemos. Me explico, sólo somos unas cuantas personas que en un grupo de
whatsapp hablan la mayoría del tiempo de tonterías, por lo tanto no influimos
en nadie ni actuamos por nadie, ni siquiera unos por los otros, porque somos
personas individuales y, aunque nos defendamos como es lógico por esa afinidad,
no vamos a ir a por nada ni nadie en manada. No tendría sentido porque incluso
entre nosotros muchas veces no estamos de acuerdo en muchas cosas.
Esta explicación la hago porque últimamente veo que
se utiliza eso de “La Camorra” como una sola entidad que actúa bajo las
influencias de unos en otros. No deja de ser irónico y gracioso, ya que somos
nosotros mismos los primeros en tomárnoslo a risa y otros los primeros en darle
importancia.
Pero para terminar, sí os confieso una cosa: hemos
estado reunidos más de una vez con Rossi. Y como habéis aguantado esta entrada,
que espero que se entienda como lo que es, una sátira pura y dura, os dejo el
vídeo del último encuentro que tuvimos con nuestro Capo, Valentino Rossi, o
Scar como le gusta que le llamemos.
Lógicamente, el vídeo está lleno de metáforas como “rey”
refiriéndose a “Campeón del Mundo”, y nombres suplementados para evitar que
estuviera claro a quién nos referíamos. Pero os daré pistas: Mufasa = Marc
Márquez; Simba = Jorge Lorenzo.
Esta reunión tuvo lugar antes del comienzo de la
temporada y en ella podréis ver las indicaciones que Valentino nos da para la
presente temporada.
En primer plano se nos ve comiendo a Dario (a la
derecha, que lleva el cotarro); Pili (en el centro, la más mafiosa de todas); y
a mí (a la izquierda, el que parece retrasado). Pero si os fijáis veréis la
participación de todos y cada uno de los integrantes.
Y todavía no hemos llevado a cabo el plan del todo,
así que… Preparaos.
¡Besitos voladores!
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