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martes, 12 de febrero de 2019

Licencia para soñar



Si digo que 2018 fue uno de los peores años para Valentino no estoy diciendo ninguna mentira. La diría si, en lugar de decir eso, dijese que fue uno de los peores años de Valentino. Aunque la diferencia pueda parecer insignificante, realmente hay un mundo. Y ese mundo tiene un nombre: Yamaha.
Porque, por mucho que los detractores quieran enterrarle (una vez más), lo cierto es que su temporada pasada fue brillante, a un nivel altísimo. No en vano, se mantuvo segundo del campeonato gran parte del año, y finalizó tercero, gracias a dar los domingos un plus que sólo él es capaz de sacar, porque su moto no acompañó prácticamente en ningún momento y sus carencias pasada la primera mitad de carrera eran más que evidentes.

Ahora bien, una luz parece que llega a la marca de los tres diapasones…



Una luz que lleva intentando llegar insistentemente desde muy lejos, como el resplandor de las estrellas que nos llega tras un larguísimo viaje a través del espacio… y del tiempo. Ese tiempo es precisamente el que han perdido en Yamaha, concretamente dos años, lastrando a dos pilotos con posibilidades muy reales de luchar por el campeonato, que con desesperación intentaban hacer llegar esa luz marcando claramente cuáles eran los problemas en sus M1.
Y parece que, por fin, en 2019, y tras una reestructuración en Yamaha, han hecho que llegue.

Porque los resultados de los test en Sepang invitan al optimismo. El mismo Valentino ha reconocido que parece que el exceso de degradación en los neumáticos tras varias vueltas acumuladas ha desaparecido. Pero no solo eso, sino que además Maverick ha sido uno de los que mejor ritmo de carrera ha obtenido, marcando una serie de tandas largas y siendo uno de los pilotos (sino el que más, que no lo recuerdo exactamente) que más vueltas ha dado al trazado.
Esto nos hace pensar que, aunque las Ducati hayan volado a una vuelta y las Honda se hayan mostrado muy consistentes (más teniendo en cuenta las condiciones de sus principales pilotos y la ausencia de Jorge), Yamaha ha dado un gran paso adelante y puede volver a ser uno de los referentes en el campeonato.
Es cierto que solo son unos test, y también lo es que queda algo de recorrido hasta que arranque definitivamente la temporada en Qatar, pero al menos este año podemos pensar que tanto a Valentino como a Maverick les van a permitir demostrar hasta dónde pueden llegar.

Y claro, esto es un blog rossista, y lógicamente me centro en Valentino. Y ahora es cuando os pregunto: ¿De verdad alguien puede dudar de que, con una moto acorde con su talento, es capaz de todo? Sabemos que para esos detractores a los que lo que realmente les escuece es seguir viéndolo en pantalla sí, pero para todos los demás que no tengan tanta bilis por soltar, dudo que haya siquiera un 10% que lo haga.
Porque si algo está claro y no me cansaré de decir es que Valentino es un piloto único e irrepetible, y por eso mismo, pese a su edad y que no le quede absolutamente nada por demostrar, es capaz de todo. Como he dicho, ya el año pasado lo demostró en más de una carrera, logrando podios que al inicio nadie habría pronosticado, así que, si su M1 acompaña… ¿por qué no?
Las sensaciones no dejan de ser más que eso, sensaciones, más si cabe si un sentimiento tan grande como es el nuestro hacia Valentino entra en juego, pero la razón y la experiencia también tienen su importancia en esto, y ambas nos dicen que, cuando lo tiene todo a su gusto, darle por muerto es una insensatez.


Cabe la posibilidad de que esto, en noviembre de 2019, carezca de sentido, o no… Pero al menos, hasta que llegue ese momento, todos nosotros como rossistas, como aficionados al mejor piloto de la historia del motociclismo, cada fin de semana de Gran Premio, cada domingo de nervios a flor de piel… tenemos licencia para soñar.







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