Si digo que 2018 fue uno de los peores años para
Valentino no estoy diciendo ninguna mentira. La diría si, en lugar de decir
eso, dijese que fue uno de los peores años de
Valentino. Aunque la diferencia pueda parecer insignificante, realmente hay un
mundo. Y ese mundo tiene un nombre: Yamaha.
Porque, por mucho que los detractores quieran
enterrarle (una vez más), lo cierto es que su temporada pasada fue brillante, a
un nivel altísimo. No en vano, se mantuvo segundo del campeonato gran parte del
año, y finalizó tercero, gracias a dar los domingos un plus que sólo él es
capaz de sacar, porque su moto no acompañó prácticamente en ningún momento y sus
carencias pasada la primera mitad de carrera eran más que evidentes.
Ahora bien, una luz parece que llega a la marca de
los tres diapasones…
Una luz que lleva intentando llegar insistentemente
desde muy lejos, como el resplandor de las estrellas que nos llega tras un
larguísimo viaje a través del espacio… y del tiempo. Ese tiempo es precisamente
el que han perdido en Yamaha, concretamente dos años, lastrando a dos pilotos con
posibilidades muy reales de luchar por el campeonato, que con desesperación
intentaban hacer llegar esa luz marcando claramente cuáles eran los problemas
en sus M1.
Y parece que, por fin, en 2019, y tras una
reestructuración en Yamaha, han hecho que llegue.
Porque los resultados de los test en Sepang invitan
al optimismo. El mismo Valentino ha reconocido que parece que el exceso de
degradación en los neumáticos tras varias vueltas acumuladas ha desaparecido.
Pero no solo eso, sino que además Maverick ha sido uno de los que mejor ritmo
de carrera ha obtenido, marcando una serie de tandas largas y siendo uno de los
pilotos (sino el que más, que no lo recuerdo exactamente) que más vueltas ha
dado al trazado.
Esto nos hace pensar que, aunque las Ducati hayan
volado a una vuelta y las Honda se hayan mostrado muy consistentes (más
teniendo en cuenta las condiciones de sus principales pilotos y la ausencia de
Jorge), Yamaha ha dado un gran paso adelante y puede volver a ser uno de los
referentes en el campeonato.
Es cierto que solo son unos test, y también lo es
que queda algo de recorrido hasta que arranque definitivamente la temporada en
Qatar, pero al menos este año podemos pensar que tanto a Valentino como a
Maverick les van a permitir demostrar hasta dónde pueden llegar.
Y claro, esto es un blog rossista, y lógicamente me
centro en Valentino. Y ahora es cuando os pregunto: ¿De verdad alguien puede
dudar de que, con una moto acorde con su talento, es capaz de todo? Sabemos que
para esos detractores a los que lo que realmente les escuece es seguir viéndolo
en pantalla sí, pero para todos los demás que no tengan tanta bilis por soltar,
dudo que haya siquiera un 10% que lo haga.
Porque si algo está claro y no me cansaré de decir
es que Valentino es un piloto único e irrepetible, y por eso mismo, pese a su edad y que no le quede absolutamente nada por demostrar, es capaz
de todo. Como he dicho, ya el año pasado lo demostró en más de una carrera,
logrando podios que al inicio nadie habría pronosticado, así que, si su M1
acompaña… ¿por qué no?
Las sensaciones no dejan de ser más que eso,
sensaciones, más si cabe si un sentimiento tan grande como es el nuestro hacia
Valentino entra en juego, pero la razón y la experiencia también tienen su
importancia en esto, y ambas nos dicen que, cuando lo tiene todo a su gusto,
darle por muerto es una insensatez.
Cabe la posibilidad de que esto, en noviembre de
2019, carezca de sentido, o no… Pero al menos, hasta que llegue ese momento,
todos nosotros como rossistas, como aficionados al mejor piloto de la historia
del motociclismo, cada fin de semana de Gran Premio, cada domingo de nervios a
flor de piel… tenemos licencia para soñar.
Valentino aun sueña, todos los Rossistas soñamos, quien sueña esta vivo. FORZA VR46!
ResponderEliminarEsa es la actitud ;)
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