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jueves, 11 de enero de 2018

Destripando la autobiografía de Valentino Rossi. Capítulo 1: La esencia de Valentino


En este primer capítulo, Valentino nos habla de dos momentos clave en su carrera deportiva, y de como ambos, de alguna manera, estaban ligados.
A partir de ese segundo momento, hace una retrospección de cómo llegó ahí... de cómo pasó de pilotar la mejor moto con diferencia de la parrilla, la Honda, por una que difícilmente acababa en el top 5, la Yamaha.
Y todo ello, como no podía ser de otra manera, enseñándonos su manera de ver las cosas, su filosofía de vida: su esencia.




En el primer párrafo, evoca cómo fue la última vuelta de ese primer momento tan especial, y cómo se preparó para trazar una de las partes más difíciles y bonitas del Mundial. Una pista: curva ciega de izquierdas en subida, delante la moto roja de Biaggi, Valentino detrás y, anticipándose a esa bajada que lleva a una curva prácticamente de 180º de derechas, coge el exterior y se mete por dentro.
Exacto, nos habla de cómo consiguió el adelantamiento que le llevó a ser el último Campeón del Mundo de 500cc, en el año 2001, tras una dura carrera contra su compatriota y rival por el título, en la pista australiana de Phillip Island.





Después nos hace un viaje en el tiempo, y nos lleva a 2004. Mismo circuito, misma curva, misma oportunidad de ganar el título... pero diferente rival, diferente estrategia, y sobre todo, diferente moto.
En este caso nos cuenta cómo tras un error que le permite a Sete Gibernau tomar el liderazgo de la carrera, tiene que forzar para volver a pasarlo, sólo que esta vez el español está preparado para la maniobra que hizo el propio Valentino 3 años antes. Lo que no estaba pensando, es que con Valentino nunca te puedes confiar, y en esa curva ciega de izquierdas, mientras sube, Vale lo ve de esta manera y nos dice lo que pensó: "Ajá, te estás abriendo, ¿verdad? Sí, te vas a pasar... Sí, sí, no vas a poder... vas demasiado abierto... así que, ¡voy a pasar por dentro!"
Y vaya si lo hizo. Consolidó el adelantamiento y, con él, consiguió el primer título sobre una Yamaha. Un hito histórico que ha marcado un antes y un después en el motociclismo y, por qué no decirlo, en la forma de concebirlo.




Las coincidencias entre una carrera y otra, a pesar de sus diferencias, son obvias. Pero centrándonos en las primeras, Valentino habla de que le encanta batir a sus oponentenes en la última vuelta, de esa adrenalina al saber que te la vas a tener que jugar, de cómo lo estudia viendo cómo traza cada curva, para después atacar. Es, sin duda, el libro y capítulo que se tendría que haber leído Jorge Lorenzo para evitar lo que pasó en Montmeló 2009.
¿Lo recordáis? Todos dando por hecho la victoria de Jorge, con Ernest Riveras retransmitiendo para TVE y diciendo: "A Jorge Lorenzo le quedan 3 curvas para ganar el Gran Premio de Cataluña." Y de repente... PAM. Sólo Dennis lo supo ver, y sólo Valentino lo supo realizar.
Tres rivales distintos, y una única verdad, en palabras de Valentino: "Sé que dieron todo lo que tenían. Lo sé porque yo hice lo mismo." Seguro que pensó exactamente lo mismo tras batir a Jorge para conseguir su victoria número 99.


Pero, la importancia de esas dos victorias en Phillip Island van más allá. 
En 2001, como he dicho, Biaggi y Valentino peleaban por ser el último Campeón de la era 500c, ya que el siguiente año aterrizaban las 990cc que darían paso a MotoGP prácticamente tal como lo conocemos hoy.
Y, en 2004, se trataba de la culminación de lo que Valentino había querido demostrar con su fichaje por Yamaha: que gana el piloto, no la moto. 
Él nos lo cuenta así, y quedaos con estas palabras porque son historia del motociclismo:

"Tenía la determinación de demostrar a todo el mundo que era capaz de ganar incluso sin una moto, la Honda, que todos creían invencible. (...) No se trataba de ganar otro título, se trataba de resentimiento y orgullo, de rencor y de honor. Yo sabía que la temporada 2004 podía acabar con muchas cosas, había mucho en juego, y por tanto muchísima presión. Sabía que si podía ganar, en mi primer año, con una Yamaha, cambiaría la cara del motociclismo para siempre."

Esencia de Valentino, pura y dura.

Y aquí, en este punto, Valentino va al inicio de la temporada, a esa mágica carrera de Welkom, donde consiguió su primera victoria y la que, para un servidor, es la mejor de toda su trayectoria deportiva. Por cómo fue, y por lo que significó.
Lo que no te esperas al estar leyendo estas primeras páginas es una confesión que cambia la visión de un hecho histórico: cuando se sentó al lado de su Yamaha, y todos pensábamos que estaba llorando... ¡en realidad estaba riéndose! 
¿Y qué estaba pensando en ese momento? Pues lo que dice te sacará una carcajada, y es otro poco de esa esencia por la que he nombrado así a este capítulo. Allí, al lado de su M1, tras ganar y haber hecho historia, lo que se le pasó por la cabeza fue: "¡Así que, al final, yo tenía razón! No me lo puede creer, les he fastidiado a todos... qué bonito."
Mítico, único, e inimitable.


Después sigue yendo un poco hacia atrás en el tiempo, y nos da pinceladas de cómo presionaba a Brivio, el principal artífice de este fichaje, para tener una moto competitiva desde el primer momento. Presiones, por cierto, muy sutiles. Según Valentino, le llegó a decir: "Eres consciente, supongo, de que si esta moto no es buena yo voy a echarte la culpa a ti y nada más que a ti, ¿verdad? Porque yo te conozco a ti. No conozco a Jarvis, ni a Furusawa, tú eres a quien yo conozco, y tú eres contra quien voy a ir. Si esta moto no va, será tu culo el que voy a querer patear."

Pero, nos reconoce que, pese a esas presiones, él sabía que era muy difícil, y en ningún momentó se le pasó por la cabeza que fuese a conseguir las mismas victorias que en el 2003 (9). Y nos dice cómo recuerda que todos tenían el pensamiento de que si quería ganar, tenía que ser con una Honda. De cómo todos estaban seguros de que sin ella, no se podría lograr nada. Y ese pensamiento lo rompió por completo el 18 de Abril de 2004, en esa carrera en Sudáfrica. Ese día que, como bien dice Valentino: "Será recordado como el día en que todo cambió en las motos."
Y, desde ese momento, los pilotos son tenidos en cuenta como la pieza principal del equipo. Pensadlo fríamente: ¿En la época actual, se tienen en cuenta todas las consideraciones de los pilotos, verdad? Pues eso, en gran parte, lo consiguió Valentino con esta victoria. Porque hasta entonces, el piloto no era sino el encargado de dar gas y llevar la moto a la victoria. Nada más. Impensable hoy en día.

Y para terminar el capítulo, nos cuenta cómo afronta las carreras la noche antes y en el momento en el que se pone el mono y se sitúa en la parrilla de salida. Ni siquiera, como dice, en esa prueba de Welkom donde había tanto en juego se puso a pensar en la importancia que tendría. Por eso es tan típico verle bromeando o riendo momentos antes de la salida, porque para él esa actitud es totalmente necesaria. Como dice: "No puedo concebir otra manera de correr."
Y de nuevo, la esencia.


Como podéis ver, esta esencia que tanto he nombrado en el capítulo y por el que le he dado ese nombre, no es más que la importancia de sus actos a través de su manera de entender el motociclismo. Es lo que nos hace ver que, por encima de todo, estamos ante un mito del deporte. Un hombre que ha cambiado para siempre la manera de verlo, y de sentirlo.
Y eso que él, en el momento en el que escribió esta autobiografía, no sabía lo mucho que le quedaba por delante... 


Espero que os haya gustado. Os espero en la primera parte del capítulo 2.



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