El Mundial ya tiene un nuevo Campeón, y ese no es
otro que Marc Márquez, así que enhorabuena a todos sus fans en primer lugar.
Su temporada ha sido muy regular y consistente,
dejando ver que ha aprendido de lo que pasó en 2015, y se ha mostrado en todo
momento muy seguro (salvo en el error de Le Mans y alguna que otra “ida de
cabeza” como en Silverstone). Esto, sumado a los errores de sus máximos rivales
por el título, Jorge Lorenzo y Valentino Rossi, le han hecho alzarse con el
campeonato con todavía 3 Grandes Premios por disputarse.
De éste último, de Valentino, quiero hablar
especialmente hoy (para variar), porque no es normal…
No es normal que tengamos que estar “decepcionados”
por no haber conseguido ese ansiado 10º título. Que un año más tengamos que
luchar por un subcampeonato de MotoGP, y que en las 3 carreras que quedan,
esperemos a ver si logra alguna victoria más.
¿Sabéis por qué no es normal? Porque no debería
hacerlo.
Estamos hablando de un deportista de 37 años, que
tras 20 en el Mundial, sigue luchando. ¿Cuántos fans pueden decir eso? Te
sobran los dedos de una mano para contarlos.
Ahí es donde reside el verdadero valor de lo que
está haciendo Valentino. Si nos “decepciona” es porque le vemos capaz de
conseguirlo. Porque compite al máximo nivel, evolucionando su forma de pilotar para
adaptarse a todos los cambios, compitiendo con otras generaciones mucho más
jóvenes, e incluso ganándolas. ¿No lograrlo es por tanto un fracaso? Absolutamente no.
Doy infinitas gracias a Valentino Rossi por haberme
hecho soñar un año más con esa posibilidad, cuando ningún otro fan de cualquier
piloto de motociclismo a lo largo de la historia puede decirlo, porque lo
normal es que con 37 años o bien esté compitiendo a un nivel mucho más bajo, o
directamente está retirado.
Es realmente impresionante que tras tantísimo
tiempo siga ahí carrera tras carrera con un espíritu joven y un hambre voraz, que le han llevado a cometer los errores de este año.Y que tras esos errores, su depeción se lea en su cara cuando ya debería darle todo igual.
Verle ahí aún es un regalo para todos nosotros y
cualquier fan de verdad de este deporte, más si cabe si somos conscientes de
que lo que está haciendo es algo único. Irrepetible no lo sé, no soy vidente,
pero sí único.
Ya sabíamos que este hombre ha hecho grande este
deporte (sin menospreciar a tantos otros grandísimos pilotos), pero es
asombroso que siga haciéndolo y demostrando este amor por el motociclismo, que
le lleve no sólo a correr y competir con su edad y tanto a las espaldas, sino
también a entrenar (y divertirse) en un Ranch propio continuamente y crear academias para formar a futuros pilotos y ayudarles en sus
carreras deportivas.
Por todo ello, pese a ser Valentino Rossi y no
tener que demostrar absolutamente nada a nadie, que siga en este estado; con
esa ilusión; con esas ganas; con ese coraje; con ese pundonor; con esa
valentía; con ese tesón; y, sobre todo, con esa alegría, es para que se lo
hagan mirar, porque no hay lógica que explique su grandeza.
PD: No podría terminar esta entrada sin agradecer
muchísimo a Jose Armando Gómez (@Joargomez en Twitter), por terminar de inspirarme
a escribir lo que acabáis de leer cuando no estaba seguro del todo de hacerlo,
gracias a su artículo en Motorsport, del cual os dejo el enlace a continuación
y os recomiendo leer.
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