Voy a empezar este blog siendo breve y sincero: a principios
de 2015 no creía que Valentino fuese a ser capaz de ganar su décimo Mundial. Para
muchos ahora es fácil decir que sí creían en él, y es que es diferente el creer
con el corazón que con la cabeza. Pero esa es la grandeza de Valentino Rossi,
callar a todos esos incrédulos, como yo, que no le veían capaz de conseguir lo
que ha conseguido este año. Y esta afirmación me la guardo para el final.
Su temporada ha sido para enmarcar. Ha sabido ser rápido,
arreglar sus malas clasificaciones con remontadas de ensueño, aprovechar las
situaciones, ser el más listo con condiciones desfavorables... no en vano, ha
sido el piloto que ha liderado la clasificación toda la temporada (salvo tras
Brno con ese empate con Jorge Lorenzo).
Para mí, la carrera en la pista de Qatar con su desierto fue
un espejismo, la de Austin fue una casualidad… hasta que llegó Argentina. Ahí
es donde me di cuenta de que quizá estábamos ante una oportunidad única de
soñar con un nuevo título 6 años después, de que la gallina vieja seguía
haciendo un caldo de puta madre.
Todo esto no hizo más que confirmarse después con cada
carrera que pasaba. Se le veía fuerte, constante, valiente, sin complejos. Era
una versión renovada y mejorada de sí mismo, y qué versión. Ya haré entradas
diferentes en este blog con lo que me hizo sentir a mí, y seguro que a muchos
de vosotros, en cada carrera del campeonato.
Rossistas, y aficionados al motociclismo en general, tenéis
que ser conscientes de que Valentino Rossi nos ha regalado una temporada que no
olvidaremos; una temporada en la que una vez más el número 46 ha demostrado ser
la esencia de este deporte; una temporada en la que se han tenido que unir para
ganar al mejor, y el mejor ha demostrado serlo.
Levantemos la cabeza con orgullo, no dejemos que unos
periodistas que no saben ver otra cosa que no sea una bandera española nos amarguen
la fiesta. Valentino ha dejado claro al mundo quién es y lo que es capaz de
hacer (y otros pilotos, de los que también hablaré…).
Al principio he dicho que me guardaba la afirmación para el
final, la afirmación de que Valentino ha conseguido su décimo Mundial. Quizá no
esté su nombre grabado en el lugar del campeón de 2015, pero para mí es el
ganador, y estoy seguro que para muchos de vosotros también. Esto es de lo que
hay que estar orgullosos y no avergonzarse, esto es lo que en 2016 nos hará
seguir gritando: ¡FORZA VALE!
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