Repaso a la verdadera carrera deportiva de Valentino Rossi: el cáncer de MotoGP

Supongo que Valentino Rossi no necesita presentaciones. Todos le conocen (al menos en este mundillo), y también saben los “logros” que ha cosechado a lo largo de su carrera deportiva.

Muchos, por todos esos “logros”, tienen la desfachatez de asegurar que estamos ante el mejor piloto de motociclismo de todos los tiempos (incluso lo dicen, o al menos lo insinúan, gente de dudosa reputación en esto: Ángel Nieto, Randy Mamola, Kevin Schwantz, Doohan…).

Lo que pasan por alto todas esas personas, es el gran mal que este señor ha hecho y hace al motociclismo, y que yo me voy a atrever a analizar en estas líneas… en mi primer artículo para DiarioGol.

Ya de primeras, cuando llegó al Mundial, se le vio que era un chaval desaliñado, extravagante, y sobre todo, arrogante. No tardó demasiado en ganar su primera carrera, en Brno, en un duelo con Aspar en el que el español no sólo sufrió un problema mecánico que le privó de la victoria, sino que tuvo que aguantar las maniobras arriesgadas y peligrosas del italiano, que presagiaban lo que íbamos a ver en todas sus futuras carreras.

En su segundo año ganó con más frecuencia, y ganó su primer campeonato gracias a tener la mejor moto de largo y a unos rivales bastante mediocres. Fue en este año, 1997, cuando empezamos a ver las primeras payasadas de Valentino: sus celebraciones. Consideradas parte de su encanto, carisma, o como la llamen, y también visto como algo que hace para dar espectáculo, y que derrocha originalidad, pero lo correcto sería decir que da una imagen poco seria y de prepotencia, de un piloto más preocupado por crearse una imagen de showman que de cuidar su pilotaje en pista.

Al siguiente año llegó su salto a Moto2, o era 250cc… no sé, a la categoría intermedia, a la que tardó muy poco en cogerle el punto. No por su talento, sino por el trato de favor que le hizo Aprilia. Ganó unas cuantas carreras en su primer año, pero perdió sus opciones gracias a sus caídas que demostraban realmente lo normal que es, y a final de año estalló la guerra en su propio equipo, después de que Capirossi tirara a Harada en la última carrera del Mundial, para llevarse el título.

Lo que pocos saben es que esta acción seguramente vino propiciada por el propio consejo de Valentino a su compatriota, diciéndole algo que encaja con su filosofía: “Si ves que te va a ganar, tírale.” No tengo pruebas ni nada que afirme esto, pero tampoco es un requisito para escribir en DiarioGol, así que lo pongo y ya me creerán los 4 tontitos de turno.

Acontecimiento este último, por cierto, que fue muy tenso, llegando incluso a las manos en el box, y con silbidos por parte de la afici… ay no no, perdón, que esto nunca ha pasado antes, únicamente ha pasado después de lo de Sepang del 2015, por parte de los rossistas, impulsados por su ídolo. Disculpad el despiste.

Por dónde iba… ah sí. Tras otro campeonato ganado en 1999 sin rivales y con toda Aprilia volcada en él, llegó a 500cc apadrinado por Honda, teniendo la suerte de que le colocaran a Burguess a su lado, el mítico jefe de leyendas como Doohan, entre otros. Y no os equivoquéis, fue suerte (incluso se habla de que el accidente sufrido por el australiano fue planeado por Valentino para quedarse él con Burguess), no es que se lo mereciese. También hay quien afirma que los rossistas (que ya empezaron por entonces a formar una gran secta presidida por el propio Rossi), amenazaron a Honda con quemarles la fábrica si no accedían a contratarle como Jefe de Mecánicos.

En cualquier caso, quedó subcampeón en su primer año (demostrando que no está al nivel de Márquez, que sí lo ganó en su estreno), y al siguiente, en 2001, como era favorito de Honda, se le empezó a subir a la cabeza. ¿En qué me baso para decir esto? En su acción en Suzuka contra Biaggi. El Doctor, como ya se hacía llamar, empezó a usar su sucia psicología contra Max, y le hizo un corte de mangas al pasarle, sólo porque el de Yamaha previamente, en un intento de colocarse bien en la moto y recuperar el equilibrio al entrar en recta, le tocó ligeramente con el codo y lo echó a la hierba a 210 km/h aproximadamente. Aún así, ese corte de mangas no fue sancionado. Una auténtica vergüenza donde se vislumbró claramente el trato de favor que Dirección de Carrera ejercía con Rossi, y que se vería repetido en el futuro una vez tras otra, propiciado seguramente una vez más por las amenazas de los rossistas.

Como todos sabemos, Max Biaggi, varias veces Campeón del Mundo en categorías inferiores, también era un piloto mediocre, así que otro campeonato más que llevó Valentino por falta de rivales (sin contar a Álex Crivillé, que también estaba pero no cuenta porque me consta que los rossistas le quemarían su casa si se oponía a Rossi).  Para más inri, este campeonato fue el último de 500cc y pasó a la historia como el último ganador de este formato. Si es que todo en su carrera deportiva es suerte…

Al paso a MotoGP, con las 990cc, a Valentino en sus continuos tratos de favor le proporcionaron una moto muy superior que él se encargó de evolucionar y barrió dos años seguidos en los que tampoco tuvo rivales dignos, englosando de nuevo su palmarés y llegando a los 5 títulos. Como ya digo, títulos de bulto, porque las parrillas estaban formadas por Karels Abraham en potencia.

Tras esto llegó su famoso salto a Yamaha en 2004, en el que los nipones se volcaron en él sólo por ser quien era y le dieron una moto hecha a su medida, con tecnología de la NASA, para permitirle ganar. Porque lógicamente, Valentino tampoco tuvo nada que ver en la evolución de la M1, que en 2003 no aspiraba ni a pódium, ni su talento tampoco tuvo que ver, pero gracias a estos favores y a que Honda bajó su rendimiento por miedo a las represalias de Rossi, ganó el Campeonato de nuevo. Aunque con lo mismo de antes, sin rivales.

En 2005 más de lo mismo, y en 2006 y 2007 por fin se hizo justicia y perdió, demostrando que es un piloto del montón (aquí la mala suerte con las roturas del 2006 y las limitaciones de Michelin en 2007, cuyos neumáticos reventaban con sólo pisar el pelo de un coño, no influyeron). Sobre todo en 2007 se encontró con un piloto en mayúsculas, al que nunca pudo ganar (salvo justamente los dos años siguientes, pero esto lo omitiré porque luego me lo quitarán al repasar el texto).

Y llegamos a 2008, donde precisamente hizo una de sus guarradas más sonadas al hacer adelantamientos al límite a Casey en Laguna Seca y provocando su caída a propósito al frenar antes en la última curva, para que el australiano se diese con su rueda trasera. Gracias a su enorme habilidad Stoner le esquivó y, como un buen deportista, se cayó solo.

Estos dos años, 2008 y 2009, sí ganó, pero fue gracias a sus estratagemas ante pilotos de nivel como Stoner y Lorenzo. Al primero ya he contado lo que le pasó, y al segundo le puso un muro para hacerle moving dentro de Yamaha y marginarle.

Más tarde, por no estar al nivel de su compañero en 2010, se lesionó y se perdió las siguientes carreras, pero fue tratado financiado por parte de Dorna (demostrando otra vez su favoritismo) con células madre para curar rápidamente su tibia y peroné, y que así pudiese volver lo antes posible.

Pero ni con esas logró recortar la distancia con Jorge, que le ganó con su misma moto, y en un acto de egocentrismo el italiano decidió irse a Ducati.

En esos dos años, quedó demostrado el verdadero nivel del italiano, que con la misma moto con la que ganó Stoner (que ahora estaba en Honda, pero no porque la Ducati estuviese en absoluta decadencia sino por afrontar un nuevo reto, de ahí que eligiese la mejor moto del momento), y no pudo hacer nada con ella, logrando sólo 3 pódiums en sus dos temporadas y volviendo con el rabo entre las piernas a Yamaha, que nuevamente por ser quien era le aceptó aún teniendo otras opciones.

En 2013 en su vuelta sobre la M1, no pudo hacer gran cosa contra el trío de españoles formado por Pedrosa, Lorenzo y el todopoderoso Márquez, y terminó por detrás de ellos cosechando sólo una victoria que le regaló en propio Marc en Assen.

Al siguiente año, ya 2014, la M1 dio un gran paso adelante, pero por Lorenzo, que llevaba con ella dos años más, no por Valentino que “acababa” de llegar de nuevo.

Este año Marc demostró que es muy superior a Valentino ganando 10 carreras seguidas, e igualando en victorias de una temporada a Doohan, y Valentino consiguió el subcampeonato porque la mala suerte se cebó con Lorenzo (aunque seguramente Yamaha tuvo algo que ver en esto).

Y en 2015 llegó la verdadera cara de Rossi, que luchando por el Mundial con Marc, empezó a usar la guerra psicológica contra él: primero tiándole de forma descarada en Argentina, cuando Marc intentó pasarle limpiamente y sin tocarle; luego en Assen saltándose la chicane cuando Marc le tenía claramente ganada la posición (porque todos sabemos que Marc es capaz de frenar 15 metros más tarde y entrar bien en la trazada sin obligar a nadie a salirse de ella, más aún tocándole); dejando de lado el buen rollo entre él y el español (que curiosamente terminó cuando Rossi empezó a ganar, mientras que cuando Marc ganaba no hubo ningún problema, pero esto lo paso por alto…); y por último inventándose que le molestó en Australia y tirándole en Sepang cuando Marc luchaba como en cualquier otra carrera por la tercera posición a cuchillo cuando faltaban 18 vueltas.

Por suerte, salió último en Cheste y, pese a los intentos continuos de Marc por pasar a Jorge y limpiar así una imagen mala que Valentino estaba creando de él, no pudo y Lorenzo se hizo justamente con el Mundial. Sin ayuda de nadie, como debe ser.

Para finalizar, en este 2016 se ha visto cómo Valentino bajo presión falla, con sus caídas en Austin, Assen y Motegi, y la rotura de motor propiciada por forzar más de lo que podía a su M1 en Mugello. Donde, por cierto, una vez rompió se metió en la trazada para regar de aceite la pista con el fin de que sus rivales se cayesen en la misma vuelta. Una jugarreta más del italiano.

Por no hablar del nuevo moving a Lorenzo que le ha hecho irse a Ducati.

Debido a todo esto, no es de extrañar que muchos de nosotros le consideremos como un cáncer para MotoGP, que hay que erradicar para que vuelva a ser saludable.

No sé lo que pasará en 2017, pero mi opinión es que no debería haber renovado, y se tendría que haber retirado ya. Quizá así, la gente que escribimos textos como el que acabas de leer, nos demos cuenta de la gran pérdida que supone para el motociclismo y de cómo hemos hecho el subnormal intentando desprestigiar a, seguramente, el mayor icono de este deporte.

Aunque esta última reflexión quizá no tenga sentido.

Explicación “necesaria”

Ayer dije en mi cuenta de Twitter que DiarioGol me había ofrecido trabajo y yo había aceptado. Sinceramente, no me esperaba que tanta gente se lo creyese, aunque pensándolo bien, es normal puesto que apenas me conocéis.

Tengo que decir, por tanto, que lo de ayer era una forma de preparar de antemano la entrada que acabáis de leer, que es una sátira con el toque irónico que me gusta darle siempre a cada cosa que escribo. Yo, como habéis podido leer en muchas de mis entradas, tengo claro que los principios morales y éticos deben prevalecer por encima de cualquier cosa, por lo que si en algún momento una web como esa, o cualquier otra de su calibre, me ofreciese trabajo (lo cual no es ni de lejos el objetivo con el que hice el blog ni lo es hoy en día), jamás lo aceptaría, porque me negaría en rotundo a formar parte de algo que difama hasta tales extremos este deporte y que cuya filosofía es vender lo que sea, sin importarle mentir; manipular; o incluso inventarse información, sin respetar a nada ni nadie, incluidos los lectores.
Si no lo habéis leído nunca, mejor, no conviene darles visitas.

A los que habéis llegado hasta aquí, os pido perdón si os creísteis que era un vendido, y espero que hayáis disfrutado en la medida de lo posible de esta interpretación.

Gracias.