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martes, 8 de diciembre de 2015

Hablemos de... Marc Márquez: el piloto sin careta





Mucho tiempo ha pasado ya desde que Marc Márquez apareció en el Campeonato del Mundo. Ese niño con una sonrisa simpática que hacía genialidades, aunque los resultados no le hicieran justicia por sus múltiples errores y caídas.
Pero era cuestión de tiempo que explotase y que empezase a ganar, y a partir de 2010 precisamente ganar fue a lo que nos acostumbró.


Rápidamente empezó a hacerse un hueco grande entre los aficionados por su soltura, su pilotaje agresivo, y para muchos por esa actitud que nos hacía recordar a Valentino.
En 2010 ganó; en 2011 sólo un comienzo desastroso y la mala suerte al final evitaron que se llevase la corona en la categoría intermedia; en 2012 sí se la llevó; en 2013 nos sorprendió a todos con un año de rookie impresionante en el que ganó el título de MotoGP; y en 2014 arrasó de tal manera que en Motegi ya era Campeón.
Hasta ahí todo eran sonrisas y buenas caras, todo era idílico y él era el protagonista, y para los aficionados (salvo por algún desliz y algunos comportamientos un poco extraños) era el rey.

Nos plantábamos en 2015, un año en el que las casas de apuestas pagaban a 1,20€ que Marc fuese Campeón. Era el favorito de lejos, pero el año no empezó como él esperaba y en Qatar sólo consiguió un 5º puesto.
Después ganó en Austin, y todo parecía que volvería a su cauce, pero llegó Argentina…

En Termas de Río Hondo se vio algo que ya se había visto en años anteriores, sobre todo con Jorge Lorenzo como rival, y es que Marc no piensa encima de la moto, sólo actúa y no le importa quién esté delante ni cómo. Sólo así se explica la maniobra que hizo cuando Valentino le adelantó a falta de pocas vueltas para el final, después de que le hubiese recortado 5 segundos y por tanto con un clarísimo ritmo superior.


Después de esa maniobra, Valentino lo mira, en lo que yo interpreto como un “Qué coño haces, como entres otra vez pillas.” Y pilló.
A partir de ahí la careta de Marc se fue cayendo, aunque todavía se la mantenía. Sus declaraciones después de esa carrera nos hacían ver que ese Marc humilde y de la eterna sonrisa sólo existía cuando las cosas le iban bien a él.
Valentino había jugado con su misma moneda, Marc perdió, y no le hizo ni puta gracia.

Seguimos adelante y nos encontramos en Assen, donde en una carrera muy limpia a Marc se le va la cabeza (como de costumbre) en la última curva y suelta frenos para intentar entrar por dentro donde ya no existía hueco, echando a Valentino de pista y con la suerte de que al ser una chicane pudo volver por delante de Marc y ganar la carrera. Tres detalles de esto:

1    1 .       Valentino no es tonto, eso lo sabemos todos, y esperaba el contacto con Marc porque sabía cómo se las gasta, y en cuanto lo nota levanta la moto para no irse al suelo, dando gas levantando así la rueda antes de entrar en la grava.


2    2.       Marc dice que hace la chicane mientras que Valentino se la salta, pero en la repetición se ve claramente que no la hace en su totalidad, lo que significa que si ya la hizo así teniendo contacto con Valentino y “parando” un poco su trayectoria, ¿dónde hubiera acabado si Vale no llega a estar ahí?


3    3.       Poco se ha hablado (por no decir nada) del gesto de Valentino al cruzar la línea de meta. Mira para atrás, sabiendo que Marc también le está mirando, y antes de entrar en meta hace un caballito. Esto para mí fue la manera de decir que no había duda de que él había ganado la carrera, y un mensaje a Marc de que no siempre le iba a salir bien hacer ese tipo de cosas.
Como después dijo Vale en rueda de prensa: “Es importante que si Marc hace este tipo de cosas los demás le podamos responder.” (No sé si fue exactamente así pero fue algo parecido).


Y en esa misma rueda de prensa es cuando vemos que Marc no es ese piloto que todos creíamos, sino un piloto al que cuando las cosas le van bien sonríe, y cuando le van mal busca culpables en todos lados menos en él mismo.
Dijo una “sartá” de gilipolleces dignas de un niño de 15 años rabioso, como la anterior mencionada o la de “yo tenía el interior así que mi trayectoria era la buena.” Claro que sí Marc, que alguien suelte los frenos desde 10 metros y vaya al interior aún llevándose por delante a los demás pilotos, que como lleva el interior…
En definitiva, a mí personalmente ahí me empezó a mosquear y ya no le veía como antes, y creo que esto es una impresión bastante generalizada de muchos aficionados.

La temporada sigue y finalmente llegamos a las últimas citas, de las que ya he hablado en entradas anteriores. Ahí definitivamente se le cae la careta y vemos al Marc Márquez de verdad: un niñato rabioso, capaz de renunciar a una victoria con tal de joder a otro piloto y su gran temporada.
¿Ya nadie se acuerda de eso que dijo después de Assen? “Se la voy a devolver”. Pues lo hizo, y de la peor manera posible.
Lo bueno es que todo el mundo que sigue el motociclismo, salvo lógicamente los fans del propio Marc y los que sólo ven en rojo y amarillo, se ha dado cuenta de cómo es el verdadero Márquez, y esto no ha hecho nada más que ensuciar su imagen. Como vi en una pancarta en Cheste: “Marc, you will never be Rossi”.


La careta de la que disponía se le ha caído en este 2015, y ya nunca volverá a ser lo que era.

Y ahora me gustaría para terminar con unas sabias palabras de su padre, Julià Márquez (un poco retocadas para que se entiendan), dichas después de la carrera de Cheste 2015 al micro de Mela Chércoles: “Se gana con elegancia y pilotaje, no como otros.”
Ah wait wait wait, que esto lo dijo en 2014 tras la lucha entre su hijo Álex y Jack Miller, fallo mío.
Pues sí, señor Juliá, parece que su hijo se ha convertido en uno “de los otros”. Qué mala suerte.

3 comentarios:

  1. De acuerdo completamente en todo.

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  2. De acuerdo en todo.
    Y yo fui fan de Márquez. Menos mal que me di cuenta a tiempo de la clase de piloto (impulsivo, kamikaze, sucio, malintencionado a propósito) que es, y también de la clase de persona (zafio, cobarde, mentiroso, ruin) que es. Como se suele decir, "life is too short for support the wrong rider." Y yo, por suerte, me he dado cuenta de que estaba apoyando al piloto equivocado. Ahora soy de Rossi, y ya que él no está, de Bagnaia, Bezzecchi, Marini y Morbidelli. Sólo cuando Pedro Acosta suba a MotoGP, quizás, sólo quizás, vuelva a apoyar a un piloto español. Mientras tanto, siempre iré con los chicos de la Academy VR46.

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