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lunes, 6 de agosto de 2018

Yamaha se hunde





Si después de la carrera de Sachsenring pudimos tener un mínimo de esperanza en que los problemas de Yamaha desapareciesen, lo vivido este fin de semana en Brno nos devuelve otra vez a la triste realidad: no mejoran. Mientras Ducati muestra que tiene, hoy por hoy, la moto más completa de la parrilla, y Honda parece haber hecho una moto “a la medida” de Marc, Yamaha continúa con los problemas de electrónica que les llevan lastrando más de un año.

Y yo me pregunto: ¿Cuánto más vamos a tener que estar viendo esto?

  
Este fin de semana era uno de esos en los que se podía meter mano a Marc. Uno en los que su ritmo no era tan destacado como en otros circuitos en los que sabes que se va a ir cuando quiera y como quiera, salvo sorpresa. Y hubo dos pilotos que lo aprovecharon. Esos dos pilotos montaban una Ducati, esa moto roja y abusivamente fea que ha pasado de ser “la que más corre” a simplemente “la mejor”.
Por detrás, un abuelo que no se cansa de hacer historia, ya que en este GP superó la barrera de los 6.000 puntos acumulados (el primero en conseguirlo), tuvo que conformarse con una 4ª posición conseguida con un gran adelantamiento en la última curva, a otra Honda, pero satélite, la de Cal Crutchlow.

Y eso teniendo en cuenta que llegó a liderar hasta en dos ocasiones la carrera… Pero el desastre estaba anunciado, además por el propio Valentino, desde el sábado. Sabía que una vez pasado el ecuador, la electrónica iba a hacer mella en su neumático trasero, propiciándole un desgaste mucho mayor que se traduciría en pérdida de aceleración.
Y así fue. Pasada la mitad de la carrera, y tras perder 3 posiciones, la realización enfocaba muy sabiamente a Lin Jarvis, que negaba con la cabeza. Resignación, tristeza… ¿impotencia?

Así al menos nos sentimos gran parte de los rossistas. Y por qué no, otros muchos que aunque no se declaren fan de Valentino, les gusta que en la pelea haya cuantos más, mejor. Y así difícilmente vamos a poder contar con las Yamaha, que se disuelven con el paso de las vueltas.
No sé qué tienen que hacer en la fábrica para solucionarlo, pero sí que ambos pilotos ya han puesto la pelota en el tejado de Iwata en más de una ocasión, por lo que se intuye que la solución tiene que venir de ahí.

Sí, es cierto que Valentino sigue segundo en el Campeonato (y eso que muchos le quieren retirar), pero porque sigue salvando los muebles carrera a carrera y demostrando que su nivel está por encima del de su M1. Sinceramente, su forma de pilotar y afrontar las carreras me recuerda a la del 2015, pero ahora la moto no lo acompaña. De hecho él mismo lo ha dicho tras acabar el GP de este fin de semana. Ojalá pudiésemos verle con todo el potencial, porque no me cabe duda de que estaría luchando por la victoria prácticamente en cada carrera. Sin embargo, nos tenemos que conformar con que siga con ese pundonor y, en alguna ocasión, consiga terminar en el pódium.


No guardo muchas esperanzas de cara a lo que queda de temporada, pero sí de que en 2019 le den una moto competitiva a Valentino. En su conjunto, ya que considero que mecánicamente no se está mal, pero en la electrónica es lamentable. Porque si esto sigue así, Ducati y Honda continuarán ascendiendo, y Yamaha tendrá que pelear (como de hecho ya lo está haciendo) por ser la tercera mejor moto de la parrilla con Suzuki.

O reaccionan, o se hunden.


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