Han pasado ya casi dos meses desde el duro golpe
que todos los amantes del motociclismo nos llevamos. Ese día que ya estará
teñido de negro para la historia, y que tanto humo levantó alrededor de él por
las posibles causas del fatal desenlace.
Sin embargo, hace algo más de una semana que ese
humo se tornó en un fuego descontrolado. Un fuego creado por unos cuantos
enfermos mentales que en lugar de apagarlo, avivaron las llamas a conciencia y
con un interés realmente preocupante.
Como podréis imaginar, me refiero al comunicado que
emitió la FIM sobre el accidente de Luis Salom en Montmeló, y de todas las
demás contribuciones a cargo de DORNA y del propio equipo del mallorquín, que
añadieron más leña cuando parecía que la humareda no podía alcanzar más metros.
Una deshonra de la que poco que se ha dicho y de la
que hoy yo a través de unas cuantas líneas en un blog sin repercusión, quiero
hablar. Mejor o peor, pero lo haré.