Si digo que 2018 fue uno de los peores años para
Valentino no estoy diciendo ninguna mentira. La diría si, en lugar de decir
eso, dijese que fue uno de los peores años de
Valentino. Aunque la diferencia pueda parecer insignificante, realmente hay un
mundo. Y ese mundo tiene un nombre: Yamaha.
Porque, por mucho que los detractores quieran
enterrarle (una vez más), lo cierto es que su temporada pasada fue brillante, a
un nivel altísimo. No en vano, se mantuvo segundo del campeonato gran parte del
año, y finalizó tercero, gracias a dar los domingos un plus que sólo él es
capaz de sacar, porque su moto no acompañó prácticamente en ningún momento y sus
carencias pasada la primera mitad de carrera eran más que evidentes.
Ahora bien, una luz parece que llega a la marca de
los tres diapasones…