Han pasado ya casi 14 años desde aquella primera vez
en que pisé un circuito, para ver el Gran Premio de MotoGP en Cheste. Por
entonces, tenía algo más de 12 años, y fui acompañado de mi madre, mi padre, mi
hermana, y otra maravillosa familia de amigos.
Después, solo con mi familia, visitamos de nuevo
ese circuito tanto en 2006 como en 2009. Unos años más tarde, vendrían tiempos
duros. En aquella época, esos momentos eran de esos en los que sabes que vas a
disfrutar y que vas a recordar, pero después, con perspectiva, se convierten en
tesoros. Juntos, los 4, cuando cada uno éramos como la hoja del trébol de
cuatro hojas, ese que se relaciona con la suerte. Y vaya si la teníamos… La
familia entera, disfrutando en vivo de algo que nos unía prácticamente cada
domingo.
9 años después desde esa última vez que viajamos
todos, y gracias al gran corazón de una de esas personas que nos acompañó en ese
primer GP, volvimos a un circuito, concretamente al celebrado en Motorland el
pasado fin de semana. Pero esta vez fue diferente, porque teníamos una gran
ausencia.