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miércoles, 7 de febrero de 2018

Destripando la autobiografía de Valentino Rossi. Capítulo 4: Los inicios




Os invito a descubrir cómo fueron los inicios de Valentino, desde que era un niño, hasta que llegó ya de adolescente a las puertas que le iban a dar paso a dar el salto al Mundial.

En este capítulo nos cuenta cómo decidió ser piloto de motos, qué dificultades pasó, y qué tuvieron que hacer para finalmente llegar a optar a una plaza en el Campeonato del Mundo. Todo ello, como siempre, con alguna que otra anécdota y con la cercanía que nos permite conocer mucho más acerca de nuestro ídolo.

 

Como muchos sabréis, Valentino de pequeño corría en karts. Las minimotos todavía no habían llegado del todo a Italia, aunque con sólo 3 años Graziano, su padre, le había regalado una minicross con la que se divertía jugando y “haciendo el cabra” por el patio de la casa. Pero no era más que un pequeño hobby, porque donde realmente él competía era en karts.
Más tarde, en 1989, ya con diez años, llegaron los campeonatos de minimotos, y Valentino enseguida le pidió a su padre una para poder correr en circuito. Pero seguía sin dejar los karts, así que corría en las dos competiciones a la vez.
Aunque, siendo sincero, nos comenta que aunque no sabría decir muy bien por qué, él se tomaba las carreras sobre cuatro ruedas muy en serio y, sin embargo, las de dos eran como un juego. Por supuesto, eso no significa que le gustase menos. Más bien todo lo contrario.
Seguro que muchos habéis visto algunas fotos como esta, con su tortuga pegada al casco réplica de Kevin Schwantz. En estas carreras fue donde Valentino se enamoró de la moto.



Y ese amor fue el que hizo que, con 13 años, en 1992, Valentino le propusiese a Graziano correr únicamente en moto, ya que no podían permitirse competir en las dos a la vez, al tener que pasar en karts a una categoría superior que supondría muchísimo dinero.
Esto, según Valentino, creo en Graziano una mezcla de sensaciones: por un lado, la felicidad porque él también había sido piloto de motos y amaba ese mundo; por otro, el miedo que todo padre tiene cuando su hijo compite, con el añadido de que él tuvo un grave accidente en Imola que casi le cuesta la vida.
Por parte de su madre, Stefania, las sensaciones eran las mismas. Ella también había estado muy ligada a la vida en el paddock, pero los accidentes eran una gran preocupación.



Así pues, viendo esa incertidumbre, Valentino aprovechó un poco la situación del tema económico para animarles más a hacer una prueba con una 125 de un amigo suyo, Maurizio Pagano, en el circuito de Misano, y finalmente accedieron. Y nos cuenta su sensación en ese momento: “Me sentí realmente feliz.”

Con todo preparado, fueron al circuito que tantas alegrías le daría en un futuro, y que se convertiría en una Meca para todo aficionado rossista, para rodar con esa Aprilia Futura 125cc. Y le sirvió para darse cuenta de dos cosas: la primera que la impresión de rodar por primera vez en un circuito “de verdad” fue muy positiva, gustándole la perspectiva, cómo el asfalto se movía delante de él, etc.; y la segunda, que pese a que era la primera vez que pilotaba una moto con marchas, y al gran peso que tenía (150kg, como una MotoGP de hoy en día prácticamente), la llevaba sin grandes problemas, en parte gracias a la escuela que había cogido con las minimotos.

Esto fue en Noviembre, así que viendo esa primera prueba y lo bien que fue, Valentino decidió que quería correr en el Campeonato de Sport Production unos meses después. Así que en febrero de 1993, cumpliendo 14 años, que era la edad mínima para poder participar, Graziano movió todos los hilos para que Valentino pudiera correr.
Al haber sido piloto, tenía sus contactos, y habló con Virginio Ferrari, que a su vez habló con Claudio Castiglioni, el dueño de Cagiva, para tener un sitio en el equipo. Y lo consiguió. ¿Cómo? Pagando el asiento para así poder cubrir los gastos del equipo… ¡¡¡Valentino era el Karel Abraham de la Sport Production!!!
Y pensaréis: “Bueno, Valentino al menos obtendría buenos resultados, entonces no se puede comparar con Karel.” Os equivocáis, era extremadamente parecido, ya que en la primera carrera, en Magione, dentro de su campeonato C (había varias secciones dependiendo de la zona en la que vivieras), se cayó en la primera curva nada más salir de boxes. Sí, así, tal cual. “Es más difícil de lo que pensaba”, se decía Valentino mientras volvía al box.
Después de arreglar el carenado, volvió a subirse a la Cagiva, salió a pista… y tardó seis vueltas en volver a caerse. No me podéis negar las similitudes…

Fuera “bromas”, el equipo y el propio Valentino dudaron de su capacidad. Y es que ni en esa carrera, que acabó noveno, ni en la siguiente, que acabó sexto (y también se cayó en entrenamientos), logró hacer nada destacable, aunque sí logró clasificarse para la final, que era precisamente en Misano. Allí, logró hacer la pole y, tras una salida desastrosa, remontó y acabó en el pódium. Eso le otorgó mucha confianza tanto a él como al equipo, que le dieron una Cagiva oficial para el siguiente año, 1994.
Llegados a este punto, Graziano (que Valentino nos dice que siempre ha sido un adelantado a su tiempo), tuvo la brillante idea de apuntar a Valentino también al Campeonato GP italiano, así que correría en Sport Production con una Cagiva oficial para ganar, y en el Campeonato GP italiano con una moto artesanal, la Sandroni 125cc, para coger experiencia con una moto de competición. Porque claro, las de Sport Production eran derivadas de serie, y Graziano quería que cogiera experiencia lo antes posible con motos de competición, más sabiendo el proceso de aprendizaje que llevaba Valentino en sus comienzos. De ahí la idea.
Quizá, sólo quizá, la capacidad de aprendizaje y evolución que vemos hoy en día en Valentino, desafiando a generaciones mucho más jóvenes y aprendiendo según las necesidades de las nuevas motos, la tecnología, etc., tengan su origen en este método que Graziano le enseñó, de ir un paso por delante. Le debemos mucho al bueno de Graziano. Y a su madre también, por apoyar todas estas “locuras”.

El caso es que, al final, les salió muy bien. Valentino ganó el Campeonato de Sport Production, y acumuló experiencia en el Campeonato GP italiano.
Pero ganar la Sport Production no fue algo sencillo, tuvo que lucharlo con Paolo Tessari en las previas, que llevaba una Aprilia. En la primera carrera, Valentino forzó demasiado y se cayó justo cuando intentaba adelantar en la última curva. Pero ya en la segunda, se hizo con la primera victoria de su vida deportiva en Misano (un lugar mágico, qué duda cabe). Las otras dos carreras restantes las ganó Tessari, pero aún así Valentino consiguió pasar a las finales.
En estas últimas pruebas que decidirían el campeón, Valentino cuenta que todos se llevaban muy bien, aunque luego en pista no hubiese amigos. Salían por la noche con las scooter a rodar sin luz, hacían alguna que otra ilegalidad como irse de restaurantes sin pagar… Todo muy de locuras de adolescentes. Aún así, admite que lo echa de menos, ya que la vida en el paddock profesional es totalmente distinta, pues apenas se conocen.

Volviendo a las finales de la Sport Production, que reunían a los mejores de las diferentes regiones que he comentado anteriormente, Valentino las recuerda con especial cariño, por todo lo comentado anteriormente y porque, lógicamente, era el primer campeonato que se jugaba.
En la primera de las cuatro carreras de la final, en Valelunga, la Cagiva gripó y Tessari ganó. En la segunda, en Mugello, nos cuenta que tras una carrera épica entre 15 pilotos, terminó segundo por detrás de Borsoi. Y en Monza, fue él el que venció.
Así que todo quedaba por decidirse en la última prueba: Misano. Allí, tras luchar toda la carrera con el otro piloto con el que se disputaba el título, Cruciani, llegando a Brutapela en la última vuelta, con Valentino delante (hay que recordar que anteriormente en Misano se corría en sentido opuesto al de hoy en día), Cruciani le echó fuera de pista y terminó por delante de él. Así que tras una serie de peleas, empujones, y reclamaciones, Cruciani fue descalificado.

Y así fue como Valentino ganó su primer Campeonato, el italiano de Sport Production, y pasó a formar parte en 1995 del Campeonato Europeo. En los despachos, pero ganador igualmente.

En el capítulo 5, seguiremos con la historia.


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