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domingo, 28 de febrero de 2016

Rememorando: Welkom 2004



El año 2004 se presentaba como uno de los más interesantes de los últimos tiempos, y la razón era que el piloto que había conseguido los tres últimos campeonatos del mundo abandonaría la fábrica ganadora, Honda, para adentrarse en el mayor reto de su vida deportiva hasta el momento: hacer de la Yamaha una moto ganadora. Y no lo haría sólo, ya que con él se llevó a su jefe, Jeremy Burguess, y a muchos de sus mecánicos en Honda.
La expectación era máxima, y no hizo falta esperar mucho para que Valentino hiciera la primera maravilla con la M1. Una carrera que muchos, como yo mismo, consideramos la mejor de su carrera deportiva.



Así pues, todos estaban impacientes por ver lo que podía hacer el genio del motociclismo con una moto que el pasado año apenas pasaba del quinto puesto. Todas las miradas, todos los comentarios de cada uno de los presentes se centraban en ese hombre vestido ahora de azul sobre una moto del mismo color con el simbólico 46 amarillo.

Valentino empezó dominando todos los entrenamientos libres. Y no sólo eso, sino que en el clasificatorio también terminó primero, consiguiendo su primera pole con Yamaha en el primer gran premio que disputaba con su nueva marca.
Al día siguiente, el día de la carrera, todos estaban deseando que llegase la hora en la que los motores de las MotoGP rugiesen camino de la primera curva.

En el previo de TVE (cadena que retransmitía el mundial en 2004) empezaban los comentarios y debates acerca de lo que podría suceder en los próximos 45 minutos. El comentarista principal, Valentín Requena, hacía un repaso de cómo se conformaría la parrilla de salida: “Valentino Rossi; Sete Gibernau; Max Biaggi; Nicky Hayden; Colin Edwards; Shinya Nakano (…).”

Tras esto, el campeón español y leyenda viva del motociclismo con sus trece títulos (doce más uno para él por su superstición con el número trece), Ángel Nieto, hacía el siguiente comentario:

“Valentino tiene grandes cosas a su favor: tiene 25 años; es un piloto increíble; ha demostrado que donde se sube va deprisa; y luego tiene el encuentro que se ha creado entre HRC y él, y esto hace que esté mucho más motivado. Encima, creo que en el trabajo de puesta a punto Valentino es bastante bueno en cuanto a pedir cosas para que se hagan en la moto que él quiere.”

Después Valentín Requena hacía referencia a unas declaraciones de Valentino al término de la sesión clasificatoria, en las que decía: “Si llego junto con alguien a las últimas vueltas, me lo juego a una carta.”

Más tarde TVE encargaba a su comentarista a pie de pista, Manuel Pecino, que preguntase en parrilla la opinión de los técnicos y jefes de equipo sobre esta pregunta: ¿ganará Valentino o no ganará?
Y esto fue lo que contestaron:

Luis D’Antin, mánager de uno de los equipos de MotoGP: “Difícil. Si yo fuera su rival en estos momentos me sería difícil sacar la conclusión porque se ha mostrado fuerte en todo momento. Pero habrá que ver qué ocurre en la carrera. Apostaría dinero a favor por lo bueno que es.”

Davide Brivio, jefe de equipo de Yamaha y Valentino Rossi: “Esperamos que sí, pero es difícil. Será una batalla con Sete y Biaggi. Esperemos que sea una bonita carrera y divertida.”

Kanemoto, técnico del equipo de Suzuki: “Valentino lo está haciendo francamente bien. Pero no sé si apostaría a favor o en contra.”

Gresini, jefe de equipo de Sete Gibernau: “Nosotros esperamos que no, esperamos ganar nosotros. Será una bonita carrera, difícil. No sé quién ganará, te lo digo luego.”

Con esta broma terminó la ronda, y parecía estar bastante claro que todos veían capaz de ganar a Valentino por su talento, pero dudaban por el potencial de la Yamaha.
Justo antes de que se apagara el semáforo, Valentín Requena hacía un comentario con el cual se puede intuir la presión a la que estaba siendo sometido Valentino: “Todas las miradas puestas en Valentino Rossi.”

Empezaba la carrera con Valentino saliendo como una exhalación para llegar en cabeza a la primera curva, seguido por Biaggi y Sete Gibernau.


Una cosa había quedado clara en entrenamientos, y era que las Yamaha degradaban más el neumático, por lo que Valentino debía romper la carrera desde el inicio para evitar una pelea en grupo en las últimas vueltas.
Ese primer objetivo lo estaba cumpliendo, sólo que a su rueda se situaba Max Biaggi, pilotando la moto con la que había dicho en 2003 que él también sería campeón si la tuviera, que no le dejaba escapar.


En la cuarta vuelta a final de la recta de atrás Biaggi adelanta a Rossi, pero a las dos siguientes curvas de derechas consecutivas éste le vuelve a pasar.
En la sexta vuelta Ángel Nieto empieza a mostrar su sorpresa ante lo que estaba sucediendo en pista.

“Que Valentino esté ahí es impresionante, con una moto cuyo mejor resultado obtenido en 2003 fue un tercer puesto.”

La carrera seguía transcurriendo y en la séptima vuelta Biaggi se vuelve a poner primero al pasar por aceleración, mientras Valentino mira hacia atrás para ver dónde se encuentra Gibernau, que marcha en tercera posición, pero que se queda poco a poco retrasado respecto a ellos dos. En la siguiente vuelta Rossi vuelve a pasar a Biaggi, demostrándole que sigue estando ahí y que con una Yamaha también era capaz de ir en cabeza.

Después de una apurada de Valentino a final de recta en la que la moto le da muchos “trallazos” y le hace unos “extraños”, moviéndosele mucho de la rueda trasera, Requena hace un apunte:

“Hacía tiempo que no veíamos una carrera tan trepidante en MotoGP. Creo que esos trallazos sólo los puede controlar él.”

La carrera sigue su curso, con los dos italianos dándolo todo, y a falta de seis vueltas Biaggi vuelve a pasar a Valentino, y a su vez intenta irse pero no lo consigue. Mientras, Ángel Nieto, sin salir de su asombro, da su opinión acerca del cambio de Honda a Yamaha:

“Muy valiente Valentino al dejar Honda e irse a Yamaha. Además a Yamaha le ha entrado alegría en el cuerpo. Muy profesional… será un tío muy divertido, que sale por la noche, que se divierte, pero ahí está, dando todo lo que tiene. Y esto es para quitarse el sombrero.”

En esa misma vuelta Valentino pasa a Biaggi en la penúltima curva, muy cerrada tras las dos consecutivas de derechas, y Ángel Nieto no se corta en elogiar a Valentino:

“¡Buah! ¡Qué inclinada ha hecho! ¡Qué control con la moto súper lenta!”


Quedan dos vueltas y los comentarios se repiten: “Qué bonito”; “Impresionante”; “Qué derrapadas”. Terminando la penúltima vuelta, Ángel Nieto sigue elogiando a Valentino:

“Mira, mira qué rápido Valentino… ¡Bah! Sale por la hierba… sube por todos lados… es un crack.”

Y a continuación él y Requena dialogan sobre el trabajo de Rossi con la Yamaha:

Á.N: - “Es que bueno, que esta moto el año pasado estaba octava.”
V.R: - “Sí bueno, no era la misma moto.”
Á.N: - “¡Pero es que él ha trabajado en esta moto!”

Última vuelta. Valentino marcando el récord en los dos primeros sectores, se aleja un poco de Biaggi, lo justo para evitar que le pueda pasar. Ángel Nieto no cabe en sí:

“Bah… es un crack.”

Ya llegando ya a las últimas curvas es evidente que salvo que Valentino cometa un error, la victoria es suya. Cuando ya se encaraba la última curva nadie se lo podía creer, y tanto Valentín Requena como Ángel Nieto, mientras el 46 cruzaba la línea de meta decían lo siguiente:

Á.N: - “Vamos Valentino, vamos Valentino… ¡fantástico!”
V.R: - “¡Valentino ha demostrado que es el mejor también con Yamaha!”


Al terminar la carrera las caras eran la viva imagen de lo que había pasado. El box de Yamaha estaba celebrando la victoria como si de un título mundial se tratase, mientras en Honda se reflejaba la derrota humillante que acababan de recibir.
Todo el mundo de todos los equipos (menos Honda), todo el público, comisarios, fotógrafos… se ponían en pie y aplaudían rendidos a la hazaña que acababa de conseguir Valentino Rossi. Ángel Nieto lo describía así:

“Valentino ha dado todo lo que tenía, todo lo que tiene como piloto. Y bueno, a mí personalmente me ha emocionado. Yo creo que es un crack. Es un hombre que está haciendo un motociclismo que está llegando a todos los sitios, no sólo a los aficionados sino a todos los lugares porque es un escándalo ver lo que hace.”

Y ya lo creo que fue un escándalo, y prueba de ello son los tiempos vuelta a vuelta.


La vuelta de honor fue para el recuerdo: Valentino se paraba a un lado del circuito y apoyaba la moto, mientras se sentaba al lado de ella y metía la cabeza entre sus piernas con los brazos encima de las rodillas. Todos pensábamos que estaba emocionado, que estaba llorando por lo que acababa de conseguir, y más tarde se arrodilló frente a su Yamaha, apoyó su cabeza en ella y la acarició. Fue un momento que emocionó a todos.
Más tarde en su autobiografía dijo que no estaba llorando, sino riéndose de todos los que habían dicho que no podría ganar con la Yamaha, acordándose de todos los directivos de Honda. No es tan bonito ni emotivo, pero Valentino es así.



Al llegar al “parque cerrado”, donde se realizan las entrevistas a los tres primeros clasificados, Valentino hizo estas declaraciones en TVE:

“Probablemente ésta ha sido la carrera más bonita de toda mi vida. Es una gran sorpresa para todos, incluida para nosotros, después del duelo con Biaggi que ha sido muy bonito. Estoy más emocionado que contento.”


Después de esto subirían al pódium, donde la felicidad de Valentino y del equipo Yamaha era más que evidente.
Además, con esta victoria, se convirtió en el primer piloto de la historia (y único hasta el momento) en ganar dos carreras consecutivas con una moto distinta (Cheste 2003/Honda – Welkom 2004/Yamaha).


Con esto, terminaría lo que fue un gran premio para el recuerdo, que se quedará en la memoria de muchos aficionados, y que quedará también grabado en la historia del motociclismo, como el nombre del piloto que la ganó.

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